lunes, 14 de febrero de 2011

Crítica al artículo “El Cid, Rosas y la cuestión dinástica práctica”

Respuesta al artículo El Cid, Rosas y la cuestión dinástica de Mario Bianchetti

He leído atentamente este texto y no he podido determinar por donde va su análisis: ¿es un texto que intenta hacer Historia o utilizando los hechos históricos intenta ser argumentativo? Adjunto mi humilde crítica.

El texto dice:

“Los distingue el fin al que aplicaron sus capacidades: mientras el Cid sólo acumula triunfos y tierras para Dios, su Patria y su Rey, Rosas pacifica y consolida la unidad territorial para la revolución, como lo testimonia la presencia de tantos revolucionarios en su gobierno, como Manuel Moreno representando a la Confederación en Inglaterra, Sarratea en Francia, Tomás Guido en Río de Janeiro, Vicente López y Planes, Felipe Arana, Tomás Manuel de Anchorena y tantos otros, como así mismo sus propias palabras que reproducimos en esta nota.”

Si hablamos de Historia, la presencia de estos personajes para nada testimonian una actitud revolucionaria. Lo mismo podríamos decir de Godoy o Floridablanca. Nunca podríamos afirmar que, ni Carlos IV ni Fernando VII eran revolucionarios por el solo hecho de tener en su Corte gran cantidad de funcionarios afiliados a la masonería.

“Mientras el Cid —cuando la multitud quiere coronarlo Rey— entrega a Alfonso la corona de Valencia, Rosas es quien instaura en estas tierras el festejo del "Día de la Independencia", que muestra a las claras sus intenciones revolucionarias.”

Aquí se utiliza el binomio independencia = revolución que no necesariamente son los mismo. Una cosa es independencia y otra revolución. La independencia se puede hacer para conservar los intereses del reino y la revolución puede no ser independentista, tal la actitud del morenismo en el Río de la Plata. Tampoco este es un dato para considerar. Dice Richard Konetzke:

“dentro de la historia universal-, se presenta la emancipación hispanoamericana como un ejemplo de otros, donde un Real patrimonio se resiste a participar en la necesaria transformación que sufre la Monarquía del Antiguo Régimen al constituirse en un moderno Estado unitario” [1]

“Y no podemos decir que esto se debe a que el Cid tuvo mejor rey que Rosas a quien serle fiel: Alfonso es regicida, fratricida y perjuro, y sólo logra convertirlo la actitud del héroe; en cambio Rosas tiene nada menos que a Don Carlos V de España, nuestro rey carlista, a quien servir y ofrecer sus conquistas.

Tampoco vamos a comparar enemigos, pero no creo que el partido unitario y sus aliados ingleses fueran más "salvajes" que los temibles moros.”

Una comparación tal sin tener en cuenta las circunstancias y el espíritu de la época solo es dialéctica, para nada histórica. No se pueden comparar en Historia dos personajes que han vivido a siglos de distancia.

"La moral española... obliga a servir al Rey hasta la muerte, en el trono y en el destierro"

¿Hubo en España una Monarquía Absolutista al estilo de la francesa de Luis XIV?

Dice Jaime Delgado parafraseando a Alfonso García Gallo:

“Ahora bien, si el origen último del poder real era Dios, su origen inmediato estaba, en cambio, en el pueblo, el cual había cedido al monarca la soberanía en virtud de un “contrato callado”, que obligaba al rey a tener a sus súbditos en justicia. Tal contrato recibía su formalización en el acto de jura del rey, en el que este se comprometía a guardar los fueros, usos y libertades de los reinos. Lo mismo sucedía en las Indias, donde el juramento real tenía su réplica en el que todo virrey hacía, al visitar por primera vez una ciudad, de guardar los privilegios, franquicias y ordenanzas. Y por lo que se refiere al origen del poder real respecto de los indios, también era de tipo popular, ya que, aparte de la concesión pontificia, se basaba en la aceptación por los indígenas de la soberanía del monarca en el acto del “requerimiento” [2]

Esta doctrina estaba viva en las Indias durante el siglo XVIII. Allí la clase culta siguió aprendiéndola en las universidades, cuyas bibliotecas guardaban cuidadosamente los tratados de Suárez, Molina, Mariana y otros autores, que eran bien leídos en las cátedras.

En España, en cambio, ese pensamiento tradicional sufrió graves desviaciones debido a la influencia del absolutismo borbónico, y de ese modo llegaron a enfrentarse la ideología oficial de la Corona y el pensamiento de la clase cultivada criolla, como se pone de manifiesto en las polémicas surgidas en el seno de los Concilios de México, Lima, Santa Fe y Charcas, celebrados entre 1770 y 1778. [3]

Dos consecuencias implicaba esta doctrina:
  1. la obligación para el rey de gobernar bien y mantener en justicia a sus vasallos; el ejercicio tiránico de la soberanía no podía justificarse, e incluso podía llegar a ocasionar la deposición del monarca
  2. cuando se produjese, por cualquier causa, la falta del soberano, el poder revertía al pueblo, titular habitual de la soberanía. Y precisamente lo que distingue de modo esencial las sublevaciones y movimientos americanos de los siglos XVI, XVII y XVIII de los que se produjeron en 1810 es la distinta motivación que, respectivamente, tuvieron. [4]


“Los que sí lo hacen —argumentando para ello la crítica situación española en la península ocupada por una potencia extranjera— dicen que España no hace nada por sus posesiones americanas. Como si hubiera sido poco hacer la evangelización del vastísimo territorio americano al costo de trescientos años de sangre española, debiéndole a España nada menos que la Fe y la instauración de la Civilización Cristiana en estas tierras, a cuya organización debían hasta la contundente victoria militar de nuestra ciudad obtenida sobre la mayor potencia militar de la época. Dicen con prepotencia y vileza y en un momento trágico de nuestra historia: "España no está haciendo nada por nosotros" —olvidando que "nosotros" también somos España— cuando en verdad debieran decir: ¿Qué estamos haciendo nosotros por España?”

Creo que este juicio es bastante apresurado y habría que precisar un poco más. ¿Quiénes dicen que “España no hace nada por sus posesiones americanas”? ¿Son juicios de la época o juicios actuales? El argumento de quienes han realizado la reacción juntista en América no fue “España no esta haciendo nada por nosotros” pues ellos se consideraban un Reino de la Corona y no de España, no esperaban nada ni de Sevilla ni de Aragón y menos de su rey que estaba preso!. Igualmente si hubiesen pensado así rápidamente se hubiesen declarado independientes, y no fue así. ¿Qué han hecho por España? Es la pregunta. Han guardado los derechos que Fernando VII tenía sobre el Reino de Indias, manteniendo ese “contrato callado” que obligaba al rey a tener a sus súbditos en justicia, como nos dice Alfonso García Gallo.

“Y es esa continuidad con la situación pre-revolucionaria que produce Rosas, la que lleva a muchos a confundir su conducta con la de quienes han sido fieles a Dios y leales a la Patria y a su Rey, como sólo los grandes de la historia.

Esta demostrado que Rosas ha sido fiel a Dios y a su Patria, la de los conquistadores que se habían sometido al suave yugo del Rey de Castilla.

Citamos nuevamente a García Gallo: “Ahora bien, si el origen último del poder real era Dios, su origen inmediato estaba, en cambio, en el pueblo, el cual había cedido al monarca la soberanía en virtud de un “contrato callado”, que obligaba al rey a tener a sus súbditos en justicia. Tal contrato recibía su formalización en el acto de jura del rey, en el que este se comprometía a guardar los fueros, usos y libertades de los reinos. Lo mismo sucedía en las Indias, donde el juramento real tenía su réplica en el que todo virrey hacía, al visitar por primera vez una ciudad, de guardar los privilegios, franquicias y ordenanzas. Y por lo que se refiere al origen del poder real respecto de los indios, también era de tipo popular, ya que, aparte de la concesión pontificia, se basaba en la aceptación por los indígenas de la soberanía del monarca en el acto del “requerimiento”

Si había un contrato entre los descendientes de los conquistadores y la Corona era porque cabía la posibilidad de romperlo si las situaciones –o las interpretaciones de las situaciones- lo disponían. Quienes realizaron el levantamiento juntista en América lo hicieron imitando a España y con la misma intención que España: guardar los derechos de Fernando. Ahora bien, una circunstancia totalmente nueva a la llegada de Fernando al Trono en 1814 trocó esta fidelidad A FERNANDO, porque una cosa era Fernando y otra la investidura que tenía Fernando, por ello este contrato callado “obligaba al rey a tener a sus súbditos en justicia”, cosa que los revolucionarios consideraron que no sucedía. ¿Fernando VII demostró “guardar los fueros, usos y libertades” del reino de las Indias, tal como esta estipulado?

“Era el momento justo en que Rosas pudo mantener la continuidad natural del poder que sólo puede garantizar la monarquía legítima, en lugar de —en definitiva— haber trabajado para consolidar la revolución. Porque el resultado final de su paso por el poder es la constitución liberal de 1853, constitución que no pudo darse antes porque las caóticas condiciones no lo permitían.”

¿o sea que Rosas pacificó la Confederación para entregarsela a los liberales? ¿Cómo pudo hacer esto si los persiguió y los echo del país? Que el resultado haya sido la Constitución liberal de 1853 no quiere decir que su gestión haya sido con dicha intención.

“Pero leámoslo en sus propias palabras desde el exilio, en 1873, a más de 20 años de Caseros, ya sin apremios y con los resultados de su gestión a la vista: "La base de un régimen constitucional es el ejercicio del sufragio, y esto requiere.... un pueblo... que tenga la seguridad de que el voto es un derecho y a la vez un deber...

Era preciso, pues, antes de dictar una constitución, arraigar en el pueblo hábitos de gobierno y de vida democráticas..... cuando me retiré, con motivo de Caseros – porque había con anterioridad preparado todo..... poniéndome de acuerdo con el ministro inglés – el país se encontraba quizá ya parcialmente preparado para un ensayo constitucional"

Y también afirma, despejando toda duda acerca de sus intenciones: "Otorgar una constitución era un asunto secundario, lo principal era preparar al país para ello, ¡y esto es lo que creo haber hecho!".

La Ciencia Histórica tiene un método. Muchas veces solo se hace uso de las fuentes para argumentar y no hacer Historia. Por ejemplo, la Historiografía Liberal Argentina ha utilizado las Memorias de Saavedra para fundamentar la Teoría de la “Máscara de Fernando VII”. Es verdad que la Memoria de Saavedra habla de una “Máscara” pero toda fuente necesita un análisis crítico interno y en contexto. Gracias a grandes historiadores se sabe que Saavedra al escribir sus Memorias estaba pronto a morir. Por otro lado, en ellas fundamentaba una posición dada luego del 25 de Mayo: la de la independencia. No quería quedar fuera de los honores!. Por último, dicha fuente no tiene ninguna relación con los hechos y con otras fuentes de la época. La única que menciona dicha Máscara es esta Memoria y el Informe despechado de Cisneros y Salazar. Ahora bien, ¿podemos considerar esta carta como una fuente fiable para conocer los designios ocultos de Rosas de instaurar la Modernidad en nuestro país? Rápidamente: pasaron más de 20 años, con sus hechos y sus rápidos cambios mundiales y nacionales.
Para esto es bueno citar el texto de Fernando Romero Moreno:
“Es claro que no dejaba de haber en el pensamiento de Rosas ciertas ambigüedades: invocaciones a la soberanía popular, que por aquel entonces aparecían también en tradicionalistas hispánicos como Aparisi y Guijarro; ambivalencias en torno al librecambismo y al proteccionismo económicos (como en el conservadorismo anglosajón heredero de Burke); expresiones confusas sobre la separación Iglesia – Estado (que consideraba mala por “inoportuna”) o sobre el papel del Concilio en relación al Papa ( que pueden dar pie a una interpretación ortodoxa, pero que suenan extrañas en el lenguaje de aquellos tiempos); cierta visión benévola de la Primera República Española, etc. Pero son ideas sueltas, no necesariamente constantes y que en todo caso desentonan en un cuadro general y firme, de adhesión al Papado, a la Cristiandad, y a la Tradición y que le llevaba a rezar dolorido: “¡Dios nuestro perdonadnos, e iluminad la marcha de los primeros hombres, en las Naciones de la Cristiandad!”

“También confirman su pensamiento revolucionario sus deseos (diríamos que proféticos) acerca de la Monarquía Española, los que expresa en carta dirigida a su amigo Roxas y Patrón en 1869: "el remedio radical para España era cambiar la dinastía. Dicen que ya ha sido proclamada su destitución y que se convocaron las cortes para determinar la forma de gobierno que ha de seguir. Dios quiera que adopten la Democracia Real para dar al mundo un gran ejemplo; y que al hacer jurar el soberano la constitución exijan lo haga bajo la antigua fórmula (cuyas palabras exactas no recuerdo): «Juramos obedecerla si cumpliereis con las leyes que te presentamos - Y si no, no»".

Otra vez un texto que merece un análisis historiográfico: ¿qué significa “Democracia Real” en este contexto?

“Es Rosas quien produce en veinte años la falsa seguridad de que podíamos vivir sin Rey, que es el punto de partida para acabar creyendo que se puede vivir sin Dios.

Sin Rosas, el caos pudo haber provocado en la población la añoranza de España y de su Rey, y con ella su sana reacción; con él, todo quedó borrado en el pasado.”

Perdóneme, pero estas afirmaciones no son para nada históricas. En la Historia no hay lugar al “que hubiera pasado si…”.


NOTAS
[1] KONETZKE, Richard, La condición legal de los criollos y las causas de la independencia, Sevilla, edición separada de Estudios Americanos, 1950, pp.33-37.

[2] GARCÍA GALLO, Alfonso: “El derecho indiano y la independencia de América” En: Revista de Estudios Políticos, Madrid, 1951, número 60, pp.160-161.

[3] GIMENEZ FERNÁNDEZ, Manuel: Las doctrinas populistas en la independencia de América, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1947, p.25.

[4] DELGADO, Jaime: La Independencia americana.

5 comentarios:

  1. Estimado Historiador:

    Me parece que su argumentación tiene un problema. Con la misma puede justificarse cualquier cosa: desde la independencia de la Patagonia hasta que las Malvinas son británicas. Ese es el problema de cualquier pactismo.

    Ud. dice que independencia no es lo mismo que revolución. Teóricamente podría ser. Pero desde el momento en que se realiza contra derecho, rompiendo la tradición y quebrando juramentos, es una revolución efectivamente.

    Ud. da a entender que lo de la "mascara de Fernando VII" es un invento de Saavedra viejo. El problema es que Ud. no conoce la historia de los demás países de América. ¿No le parece que es demasiada coincidencia que Saavedra utilice los mismos argumentos que revolucionarios venezolanos, neogranadinos, novohispanos y chilenos? Es más, también Liniers denunció dicha máscara. Las conspiraciones son difíciles de probar --por eso son conspiraciones--, pero hay datos que hablan por sí mismos. También la revolución francesa se hizo en un comienzo a nombre del rey. Ha sido una constante de todos los hechos revolucionarios.

    Dicho esto, me parece que sí existe un terreno fértil para el historiador realmente objetivo y desprejuiciado respecto a Rosas y su entorno familiar-amical; puesto que ninguno de ellos se ve involucrado en las luchas de la independencia. Historiadores liberales del siglo XIX dicen directamente que este entorno era pro-realista. Los "revisionistas", por motivos ideológicos (no podían aceptar lo que consideraban una "mancha" en el pasado de Rosas), lo descartaron. Pero la pregunta permanece. Si se investiga en serio, quizá nos llevemos una sorpresa.

    Suyo

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  2. Estimado Coronel

    Antes que nada muchas gracias por comentar.
    No comparta que la revolución se hizo, como dice ud., "contra derecho, rompiendo la tradición y quebrando juramentos", basta leer la carta de Roscio a Layard o las argumentaciones exactas de Servando Teresa Mier (aunque sacerdote liberal y traidor) para darse cuenta de ello.

    Históricamente la Máscara de Fernando VII no esta probada (no se puede afirmar por el solo hecho de la existencia de tres documentos que la citan, uno de ellos sometido a la crítica histórica rigurosa de Groussac cuyas conclusiones fueron que había que utilizarlo con muchos reparos, me refiero a las Memorias de Saavedra) y en cuanto al sentido común tampoco (bien decía De Gandía que era improbable que miles de personas al mismo tiempo fueran hipócritas en su juramento de fidelidad al rey).

    No me parece extraño tampoco que Saavedra utilice los mismos argumentos que los neogranadinos, venezolanos, chilenos y novohispanos, pues la reacción se da dentro del derecho tradicional hispánico, derecho que toda América tenía bien en claro.

    Con respecto a la actitud de Rosas durante la independencia es muy bueno el libro de Rivanera Carlés.

    Nuevamente agradezco su aporte.

    Cordialmente

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  3. Justamente, Historiador. "Sacerdote liberal y traidor. Las argumentaciones utilizadas son ilustradas y escapan completamente el derecho hispánico tradicional.

    Lo que digo de argumentaciones de Saavedra, lo expliqué mal. Digo que "la máscara de F7" fue utilizada por neogranadinos, venezolanos, chilenos y novohispanos, y ellos mismos reconocen en infinidad de documentos que el juramento de fidelidad era sólo una etapa de la revolución, cuyo fin era la independencia. Y no hablo de documentos "tardíos" como el de Saavedra. El "modelo" de jurar por F7 con los dedos cruzados es el que ya aparece en la Junta de Quito de 1809, donde la intencionalidad revolucionaria es evidente. Ese "modelo" luego fue replicado/calcado en las juntas de 1810.

    En cualquier caso, aunque en 1810 hubiese sentimientos encontrados entre los revolucionarios e, incluso, hubiese alguno sincero que realmente pensaba que conservaba los derechos del Rey, en 1814 quedó demostrado cuáles eran las intenciones reales.

    Como ha explicado muy bien Ullate en su último libro, el derecho hispano permitía la sublevación contra el Rey en casos aún peores, por ej. los voluntarios realistas durante el Trienio Liberal en la Península, pero bajo ningún aspecto legitima la independencia, que de por sí es un acto revolucionario.

    Su argumentación, que sigue a muchos historiadores revisionistas, como digo arriba, legitimaría una hipotética independencia de la Patagonia dado el gobierno que tenemos, muchísimo peor que el de Fernando VII.

    Aquí está el quid. Todos los "argumentos" pueden ser válidos o inventados o, al menos, exagerados; pero en ningún caso legitiman la ruptura de la patria -- que los trasciende a todos. No pueden hacerlo. Eso es lo que ningún revisionista puede explicar.

    Por eso, los revolucionarios de Mayo, de Saavedra a Moreno, fueron traidores. Y, como puede leerse en sus actos de gobierno, lo sabían perfectamente.

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  4. Estimado Coronel

    Los que rompieron con la Patria fueron los españoles de la Corte de Carlos IV, los Aranda y los Floridablanca. Ellos fueron, desde las más altas esferas, los que introdujeron el liberalismo y la masonería, el anticlericalismo en España y en América. La Revolución vino de arriba, no nació en América, nació en España.

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  5. Entonces, con ese mismo argumento, nos vamos a una isla del Tigre y declaramos la independencia. "Los que rompieron con la Patria fueron los argentinos Sarmiento, Mitre... que introdujeron el liberalismo y la masonería, el anticlericalismo en la Argentina... La Revolución vino de arriba"

    Disculpeme pero no es argumento.

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